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miércoles (ii)
vivo de mi humanidad y mi cuerpo encierra todas mis historias;
vivo de mi humanidad y no procuro el ruido que falta en su silencio
en la voz ajena, o en los labios que no tienen idioma;
vivo de mi humanidad y he aprendido a resignarme a no volar
y a no ser camaleón, a morder la almohada tantas noches
de carne tensa y amor enorme
vivo de mi humanidad
y alimentarme es pesado y me agota sobre ella;

he aprendido mientras tanto a no ser yo sino todo lo contrario,
a respetar la muerte devorada por mi cuerpo
y a volar no he aprendido por pereza;
he aprendido a no ser tú,

y a devolver los bocados que me sobran