primer encargo (definitivo)


Semillas

Hacia ya dos días que su mujer ni siquiera se molestaba en intentar convencerlo de que entrase en casa. Al menos por la noche, decía. El no levantaba la vista de la tierra ni un segundo, ni un solo segundo en toda la semana. A veces, por cambiar de aires, se dedicaba a intentar encontrar dos gotas de lluvia que cayesen exactamente en el mismo sitio, pero se había dejado las gafas en la cocina, y le costaba distinguirlas. Dormía con los dedos ligeramente hundidos en el parterre y la cabeza desnuda sobre la hierba.