escribir es volver a la tierra
volver a pisar los huecos que han dejado mis errores
como un camino de tránsito a la historia
dejar este lugar
vivir los días que separan esta mañana
del regreso con la ansiedad de lo que llega,
inevitable, tan indeseado como el tiempo
que se pierde en lamentarnos
mirar donde viven los ausentes
de su vida, su lugar o sus viajes
y que hay aquí de lo que quieren, de lo que son
esencialmente en su diario
sobre el colchón cabellos y cadáveres de insectos;
no hay almohada ni presencia de mujeres,
ni el olor profundo, ni las sábanas tibias
que recuerden más allá de esta mañana
pensar que no es así, que no es más cierto
que la verdad emocionada que veo ahora
no es más que agua tibia y dolorosa
sobre la que abro los ojos a esta historia
no hay palabras simples
no hay camino fácil
para decir tu nombre y que no me importe
para decir adiós y que me olvide
estás presente cuando te observo
al otro lado, allá, sobre la tierra
lejana como un soplo que no llega;
nunca es pronto si te alcanzo,
nunca es tarde si regresas